El conflicto es un fenómeno permanente en el Abismo. La llegada de Moloch, sin embargo, aplicó una nueva tensión a la facción, una que crisparía los nervios del Concejo.
Los guerreros de Quimera brillaron como estrellas en la noche, pero todo lo que brilla también se incendia, se consume y eventualmente corre el riesgo de extinguirse.