Cóndor observa las fotografías mientras descansa a un costado del camino. Fotografías tomadas con una cámara análoga, en un tiempo donde todo parecía mucho más simple. Sonríe mientras piensa que la palabra clave en esa frase es “parecía”, porque la verdad es que las cosas nunca fueron simples, solo era más fácil creer en las mentiras.
Se imagina que para sus amigos, los que lo acompañan en esa vieja foto tomada hace años después de tocar un par de canciones en un bar cualquiera, esa sigue siendo la verdad. No tienen poderes que al despertar los vincularon por el resto de sus días a una guerra secreta, ni tuvieron que dejar todo atrás. Es mejor así, él aún tiene su armónica, su guitarra y mucha gente que camina a su lado aunque no esté presente físicamente.
Siente la mirada de Nanuk juzgándolo y no puede evitar soltar una risa. “Obviamente, eres el más importante”, piensa, y siente lo que debería ser un ladrido resonar en su cabeza. De pronto, de la nada, su pulso se acelera y observa cómo el pelaje de Nanuk se eriza. Como si alguien estuviera susurrando una verdad horrorosa en su oído, a la que no puede hacer sentido. No hay nadie a su alrededor, pero lo sabe: el infierno acaba de abrir sus puertas y nadie está preparado para lo que saldrá de sus profundidades.
Si lo piensa bien, y es extraño porque ahora realmente necesita hacer un esfuerzo para hacerlo, Mariposa no tiene claro dónde está. Todo parece indicar que en China, aunque podría estar equivocada. En este momento no puede confiar en sus sentidos, que desde hace un tiempo parecen totalmente dormidos. Estaría asustada, pero lo tiene a él. Y cuando está a su lado, poco más importa.
Lo atrajo con su voz como a muchos, lo llevó a un motel como a otros, pensó que sería un excelente Demoledor. Entonces sintió su poder. Todo se volvió difuso, pero en ese momento el mundo volvió a tener sentido. Ahora se ríe al recordar que pensó que podía engañarlo.
Mariposa no sabe bien qué es, aun así está segura que nadie lo conoce como ella lo hace. Lo físico no es importante; no hay otro ser que entienda su dolor, su rabia. Se siente afortunada, no muchos tienen la suerte de conocer a su alma gemela, y solo ella de que sea él.
Un atisbo de su poder está siempre con ella, incluso cuando él no está a su lado, y nunca ha sido tan fuerte como ahora. Mientras siente el suelo temblar bajo sus pies, comprende que es la señal que ha estado esperando: su amor lo ha logrado, las profundidades han despertado y arrasarán con lo que sea que encuentren a su paso.
